Durante la pasada clase del 5 de febrero estuvimos hablando
de muchos temas interesantes a raíz de la película Maléfica, la última versión
de la bella durmiente. Uno de estos temas era el protagonismo que se les da a los príncipes “azules”
en los cuentos, príncipes que aparecen en el momento justo para salvar a la princesa
que corresponde y siendo aquello que siempre había buscado y deseado.
Si analizamos todos los cuentos infantiles, en especial los
de princesas, del último siglo podremos encontrar en la gran mayoría una
princesa hermosa y casi perfecta que añora y espera el amor verdadero de un
príncipe, igual de perfecto, que aparecerá cuando esté en apuros para
rescatarla (Aurora tenía a Felipe, Blancanieves al príncipe encantador, Ariel a
su amado humano Eric). ¿Qué se pretende enseñar con esto a los niños? ¿Que si
eres mujer deberás esperar a tu príncipe para que te salve? ¿Para poder ser
feliz? ¿O tal vez que si esperan llegará la ayuda a sus problemas? ¿Qué siempre
hay final feliz? ¿Qué si sueñan con lo que quieren lo lograrán?
Cabe destacar que casi todos los cuentos fueron escritos en una época en la que la mujer era infravalorada por la sociedad y que todo esto está cambiando radicalmente como en algunas de las últimas versiones de cuentos tradicionales, por ejemplo Maléfica es la que despierta a Aurora con un beso de amor verdadero y no el príncipe, o Frozen en la que el amor de Elsa descongela el corazón de su hermana Ana, son ejemplos modernos pero también está Mulán que demuestra ser su propia heroína que no necesita un hombre para hacer lo que quiere, ejemplos en los que el príncipe no es quien resuelve el problema o conflicto sino que es un mero personaje más de la historia.
Pero por otro lado ¿qué niña no ha soñado con tener un príncipe azul? ¿Con ser rescatada por su amado? O ¿Qué niño no ha querido poder ser el afortunado que salve a su princesa para conseguir su amor y obtener esa sonrisa que tanto le gusta por su heroica hazaña?
Esto nos lleva a
pensar y recapacitar sobre la sociedad en la que vivimos y la evolución que ha
sufrido a lo largo de los años. La sociedad del último siglo muestra la imagen
de la mujer como la que hace todas las tareas de casa, la que es más indefensa,
la que sin un hombre está incompleta y que por el contrario muestra al hombre
como el salvador que solucionará y completará la vida de la mujer; y la
sociedad actual que muestra a una mujer fuerte, independiente, igual al hombre,
con las mismas capacidades y posibilidades que ellos.
Tal vez los príncipes no deban ser interpretados como una muestra
de menosprecio hacia las mujeres sino un punto de apoyo en el camino para
alcanzar lo que se proponen.
Volviendo a la figura física de la princesa y del príncipe es importante pararse a observar las consecuencias que tienen en los niños y niñas y, por supuesto, en nuestra sociedad. Desde pequeños nos enseñan que los buenos son los más guapos y listos, que los feos son malos o tontos y que nadie les quiere. Hasta hace muy poco era impensable ver una princesa fea, con gafas o despeinada, al igual que un príncipe que no tuviese un cuerpo perfecto que pegue con su hermosa cara. Así se crea en los niños una falsa imagen de perfección que no se corresponde con la realidad, si no eres guapa no serás princesa y si no eres el mejor de todos jamás serás príncipe.¿Cómo se supone que una adolescente tiene que sentirse orgullosa de sí misma y de su físico si desde siempre le han dicho que para ser aceptada tienes que ser perfecta? ¿Y cómo saber qué es perfecto?

Esta "perfección" ha creado a lo largo de los años un canon de belleza prácticamente inalcanzable para la gran mayoría de las personas que suelen acabar con problemas de salud y de autoestima por no lograr encajar y ser aceptados en la sociedad. Sin embargo con el cambio de mentalidad en la sociedad este canon está empezando a cambiar, se está aceptando que nadie es como en los cuentos de hadas y que no por ello dejamos de ser perfectos a nuestra manera. Aún queda mucho que cambiar en esta sociedad pero poco a poco se puede conseguir cualquier cosa ¿no?. Así que ¿no debería existir una princesa fea y con curvas, o un príncipe calvo?
Patricia Arranz
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Rayden |
Hola gracias por esta reflexión sobre las princesas y la problemática de género. Si os documentáis recordad que es importante colocar la referencia en el texto tanto de ideas como de las fotos, si la foto es propia también se coloca el nombre.
ResponderEliminarEs mejor si firmáis las entradas con vuestro propio nombre aunque luego la nota sea colectiva.